Cuando comenzamos una relación de pareja, estamos de novios, todo parece ir bien, estamos siempre bien arregladas, perfumadas, impecables; pero
cuanto más tiempo se ha pasado juntos, entramos en confianza, nos casamos y tenemos hijos algo cambia y no todo parece ir tan bien.
Una vez que estamos en la etapa que hemos formado una familia, nos adentramos a un mundo lleno de responsabilidades. Está bien ser mujeres responsables, pero no en exceso. Al menos no tanto que nos acabemos descuidando
a nosotras mismas como mujeres, pues entonces también llegarán pequeños
problemas que a lo largo del tiempo irán creciendo a más.
Muchas mujeres nos sentimos tan bien en nuestro rol de madres y amas de casa que no nos damos cuenta de lo mucho que nos estamos descuidando a nosotras mismas y después cuando descubrimos una infidelidad por parte de nuestros esposos nos preguntamos: “¿Pero,
por qué a mí? Si yo lo di todo en la relación, siempre lo tuve todo
perfecto en casa, si éramos una familia… y ¿por qué ahora si llevamos
tanto tiempo juntos? ¿En qué fallé? ¿En qué cosa no aporté para esta
relación, hogar y familia? ¿qué pasó? ¿Por qué?…”
OJO!!! Ello no justifica su mal actuar e infidelidad, pero tú también fallaste al no cuidarte a ti misma. Las mujeres siempre debemos estar bellas y sentirnos bella.
Podemos ser madre, amiga, esposa y muchas cosas a la vez… pero
sobretodo, seamos mujeres bellas y no dejemos que nadie nos baje nuestra
autoestima.
La sensualidad, el cuidado y el amor son elementos fundamentales
dentro de las parejas, pero sucede que muchas veces se van perdiendo con
la llegada de la maternidad y la paternidad.
No sólo se descuida el trato sino también la apariencia, de allí que
algunos hombres y mujeres se conviertan en personas desaliñadas, sucias o
con un desinterés por el cuerpo que un día cuidaron para captar
el amor y el deseo del otro.
En el caso de las mujeres, muchas después de la maternidad
restan importancia a su apariencia personal. Y no sólo me refiero a los
kilos de más o a los cambios físicos propios de esta etapa, sino me
refiero al hecho de centrar sus vidas alrededor del bebé, dedicándole
todo el tiempo y dejándose de lado ellas mismas. Lo más terrible es que
dejan de ser deseables “para sus parejas”, es decir ya no se sienten ni
se esfuerzan por serlo. Hay mujeres que incluso permanecen en sus batas y
pantuflas todo el día. Ni qué decir de quienes a las justas se pasan el
peine, y peor de quienes no tienen el hábito de bañarse a diario.
Tenemos que ser conscientes que el amor tiene un elemento de
sensualidad que se da en el cuerpo y es una manera de decir que uno
desea a su pareja, que está dispuesta a invocar su deseo, y a volver a
colocarse en el lugar de hombre o mujer y no sólo en el de papá y mamá.
Por ejemplo Yo; había caido en los brazos de la comodidad, de ama de casa en buzos y
zapatillas, ocupada en quehaceres domésticos, mi hija; prefiriendo un
pantalon de algodón y un polo ancho.
Pero me dí cuenta que esa mujer que yo veía en el espejo ya no era yo, y reconozco que no estaba feliz con lo que veía, fue entonces que decidí dar un pequeño cambio:
- Comencé con mi cabello, nunca lo había pintado antes, así que me animé a hacerlo. Un cambio siempre viene bien.
- Mis uñas, son un caso!, también me animé por la manicure en gel (mucho más duradera) ya que tampoco es que me sobra el tiempo para pintarlas a diario.
- Mi ropa, era hora de renovar el closet, poner color a mi ropa, modelos prácticos y cómodos.
Esos pequeños cambios me ayudaron mucho, me hicieron sentir mejor, más cómoda conmigo misma, y mi esposo también notó esos cambios.
Casada, madre, con mucho trabajo fuera y dentro de casa y responsabilidades… da igual: toda mujer es bella. Por ello nunca dejes que tu belleza quede en el olvido.
Gracias por seguirme.
Nos vemos en el próximo post :)